Hace dos semanas vinieron a consulta unos padres pidiéndonos que les ayudáramos con sus hijos, de 7 y 4 años, ya que sentarse a comer con ellos era "un suplicio".
Según ellos se quejaban de que no se terminaban lo del plato, se distraían viendo los dibujos, decían que no tenían hambre, no cogían los cubiertos adecuadamente, no les gustaba la comida que había... Nos decían que "es horroroso sentarse a comer con ellos"
¿Os resulta familiar algo de esto?
¿Vuestras cenas os recuerdan a la de esta familia?
Todos los padres queremos que nuestros hijos
coman de una forma sana y nos preocupamos cuando pensamos que su alimentación no es
lo adecuada.
Os aconsejamos que si queréis llevar un control de lo que comen vuestros hijos y saber si es lo adecuado o no, podéis registrar lo que comen durante dos semanas, incluyendo comidas y tentempiés, todo lo que coman. de esta manera podremos ver si su dieta es equilibrada.
Tenemos que saber que es perfectamente normal que el
apetito de un niño fluctúe de un día a otro o de un mes a otro y además, que
algunos niños hacen siempre remilgos comiendo.
No es aconsejable ignorar lo que un niño
come o no come, pero tampoco lo es ser demasiado estricto, puesto que esto
conducirá a desarrollar una lucha de poder.
Un consejo que desde aquí os damos es "LIMITAR
QUE EL NIÑO COMA ENTRE COMIDAS"

Intentaremos acabar con la costumbre de forma gradual, primero sustituyendo
alimentos más pesados y después dando al niño menos cantidad. Hay que
enfrentarse a las quejas utilizando la ignorancia sistemática o repetirle como
un disco rayado que no puede comer entre horas.
Un aspecto importante que muchas veces obviamos es intentar "HACER
EL MOMENTO DE LAS COMIDAS AGRADABLE"
Las comidas deben ser un acontecimiento
familiar agradable.
Tanto la preparación de éstas como el disfrutar en la mesa son dos aspectos fundamentales.
Podemos involucrar al niño a que prepare la comida con nosotros, que nos ayude a comprar, a poner la
mesa,…
Todo esto servirá como un buen modelo para comer alimentos sanos y preparar comidas equilibradas.
Limitaremos las elecciones para no preguntarle si quiere verduras. En lugar de esto, daremos a
elegir entre espinacas o guisantes, por ejemplo.
Tampoco prepararemos platos
diferentes para que él pueda eligir.
Podemos añadir a las comidas variedad e interés para hacer comidas atractivas y apetitosas que son las preferidas por los niños.
No sobrecargar el plato del niño y disponerlo de forma atrayente.
A continuación os vamos a dejar con algunas PAUTAS que han elaborado nuestras psicólogas infantiles para ayudaros con este tema.
- Evita las distracciones. Toda la familia deberá sentarse en la mesa y evitar las distracciones. La técnica del avión o ponerle la televisión con el pensamiento de que la distracción le hará comer, puede provocar el efecto contrario. Haz de la comida un momento divertido y amable. No estés pendiente de si come o la cantidad que come.
- La comida debe tener una duración concreta. Establece un tiempo, unos 20-35 minutos se consideran adecuados para comer y si tu hijo no quiere comer o lo hace muy lentamente, retírale el plato y no le ofrezcas nada de comer hasta la hora de la merienda. De este modo se habituará a unos horarios de comidas.
- No enfadarse, explicar tranquilamente. Si tu hijo no quiere comer lo que le ofreces, no te enfades. Simplemente explícale por qué ha de comerlo y si no lo quiere, retíraselo sin mostrar mayor preocupación y espera a la siguiente comida.
- No premiarlo para que coma algún alimento problemático. Esto no nos ayudará a crear hábitos alimentarios saludables y estaremos incentivando que siempre espere algo a cambio. Se puede reforzar diciendo lo que puede hacer después de comer, por ejemplo.
- Sigue la regla de las 15 veces, antes de eliminar un plato por su rechazo constante, intenta servirlo al menos 15 veces y cocínalo de maneras diferentes. Si lo acepta, puedes probar a ir introduciendo nuevos ingredientes.
- Esperar a que tenga hambre, no hay nada mejor que el hambre fisiológico. Si tu hijo tiene hambre, comerá aunque el plato no sea uno de sus preferidos
- Podéis inventar juegos para que pruebe comidas diferentes. Por ejemplo, vendar los ojos y que pruebe alimentos que ya conoce y alimentos nuevos y ganará si adivina lo qué es. O preparar “comida basura” con ingredientes más saludables.
- Si queréis que pruebe un plato nuevo o que coma algo que sabéis que no le gusta, no le pongáis excesiva cantidad. Ponerle un poco acompañado de algo que le gusta, disfrazar el plato para que sea más atractivo.
Lo importante es que el momento de la
comida sea agradable para todos. Que
no os note frustrados ni enfadados, sino que sea un momento en familia
divertido.
Imágenes extraidas de la galeria de Google
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